La visión desde la Unión Europea

A pesar de que los países que forman parte de la Unión Europea no son enteramente dependientes de Estados Unidos, ciertas acciones financieras que Estados Unidos desarrolló afectaron drásticamente sobre la economía de la Unión, lo que llevo a la misma a tener que tomar ciertas medidas intervencionistas, sin excluir totalmente a los países emergentes, otorgándoles una mayor participación política y económica, favoreciendo la multilateralidad.
Sin embargo, Estados Unidos no fue tan condescendiente con los países emergentes, y enfocó sus medidas en la recuperación de su país.

Como se puede ver, esta crisis y sus medidas para tratar de salir de ella, llevaron a un descontento social, principalmente debido al creciente desempleo. En el caso de la Unión Europea, el sector más afectado fueron los inmigrantes, produciendo además un ambiente xenófobo. Lo que resulta paradójico, ya que debido a la falta de población joven económicamente activa que tiene la Unión, son justamente los inmigrantes quienes aportan al crecimiento de la economía.
A todo esto, se le debe agregar las consecuencias mas allegadas a la crisis, como la retracción del consumo, la acumulación de stocks, y el aumento de los costos de producción, en cuanto a empresas; y el aumento de los precios de los alimentos y energía y el deterioro de la situación patrimonial por la caída de los precios de los inmuebles y de la bolsa, en cuanto a los consumidores.

Mapa del G20


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Evolución del desempleo en el último año



Si bien en los últimos años España creaba la mitad de los puestos de trabajo en la Unión Europea, ahora ocupa el primer puesto en el ritmo de crecimiento del desempleo y en su tasa absoluta, con un 12,8% de la población activa.

Incluso, mientras en el último año el desempleo crecía abruptamente, en otros países que también se veían afectados por la crisis financiera, todavía seguía bajando. Entre octubre de 2007 y octubre de 2008, la tasa de paro española pasó del 8,5% al 12,8% de la población activa, superando a los demás países de la Unión, en los que también crecía el desempleo pero no tan drásticamente. Por ejemplo, en ese mismo periodo, el desempleo en Alemania bajó del 8,1% al 7,1% de la población activa; del 3,5% al 3,2%, en Dinamarca, o del 2,9% al 2,5%, en Holanda.

Igualmente la tasa de desempleo de Eslovaquia es muy similar a la de España, con el 10% de la población activa.

Nos preguntamos: ¿Por qué es España el país de la Unión Europea donde más crece el paro, y lo hace de forma más violenta? En primer lugar, por su dependencia de la construcción, que está expandiendo el desempleo por el mercado de trabajo con la misma velocidad que lo creaba, debido a la multitud de sectores, y subsectores, que estaban conectados a ella – dijo el ex presidente del gobierno, Felipe González. A lo que agregó: si el paro crece más rápidamente en España que en la UE, se debe a que su caída es mayor que en otros países, desde ritmos de incremento de la economía del 4%.
Fuente: Eurostat y bloomberg

El Estado deja su función principal: regular

El detonante de la crisis financiera se produce en el mercado de créditos hipotecarios de Estados Unidos a mediados de 2006, pero luego se generaliza a todo el mercado hipotecario. La contracción del crédito hipotecario y el colapso en el precio de los inmuebles se retroalimentan entre sí, generando una especie de círculo vicioso que impacta de forma negativa en el valor de todos los activos vinculados a hipotecas (créditos hipotecarios y títulos financieros con respaldo de créditos hipotecarios). Al mismo tiempo, los mismos bancos comienzan a prestarse dinero unos a otros utilizando como garantía esos créditos hipotecarios, lo que llevó a los fondos de cobertura no regulados, y se produjo un mayor riesgo.
El deterioro de los activos hace que, desde julio de 2007, la crisis hipotecaria comience a golpear duramente a las instituciones financieras en Estados Unidos y el resto del mundo industrializado.
Las instituciones financieras empiezan a acumular fuertes pérdidas que hasta el momento ascienden a 500 billones de dólares (alrededor de un 20% del capital) y se estima que pueden alcanzar valores entre 1 y 2 trillones de dólares.

En conclusión, la crisis hipotecaria golpeó fuertemente al sistema financiero de Estados
Unidos. La crisis financiera se expandió rápidamente en otros países industrializados. Las instituciones financieras sufrieron pérdidas de gran extensión, caída en el valor de las acciones y bonos.


Durante la crisis actual la Reserva Federal de Estados Unidos jugó un rol decisivo y fundamental en asegurar la liquidez y el buen funcionamiento del sistema financiero.
La Reserva Federal tomó un conjunto de medidas destinadas a darle liquidez al sistema financiero. Cortó fuertemente su tasa de referencia; bajó la tasa a la que los bancos pueden tomar prestado en la ventanilla de redescuento de la Reserva Federal; amplió la gama de activos que acepta como garantía para redescontar (sobre todo títulos afectados directamente por la crisis hipotecaria); extendió los plazos para pedir prestado en esta ventanilla y permitió a los bancos de inversión acceder por primera vez a esta ventanilla, acceso que estaba permitido a los bancos comerciales.
Con este conjunto de medidas se aseguró que las instituciones financieras tuvieran acceso a liquidez en momentos en los que las reservas líquidas se agotaban.
Además de estas medidas, demostraron su voluntad y capacidad de dar liquidez y comprometer recursos fiscales de ser necesario, como fue el caso del rescate de Bear Stearns.

A pesar de las medidas tomadas por la Reserva Federal, la crisis financiera afectó al sector real de la economía. La economía de Estados Unidos está entrando en recesión
Como era de esperar, las presiones recesivas se han extendido a Europa y Japón. De hecho, varios países europeos ya han entrado en recesión. Como resultado se prevé un enfriamiento importante en la tasa de crecimiento de los países industrializados.
Sin embargo, también existe la visión alternativa de que esta recesión va a ser más profunda y persistente que la de 2001, a partir de una fuerte contracción en el consumo y la inversión, dada la situación que enfrentan consumidores y empresas.
Los consumidores enfrentan un elevado nivel de endeudamiento, un deterioro de la situación patrimonial (por la caída de los precios de los inmuebles y de la bolsa), un aumento de los precios de los alimentos y la energía, una restricción severa del acceso al crédito (como resultado de la crisis financiera) y una pérdida de empleos por la recesión.
Las empresas enfrentan un debilitamiento de la demanda interna (por retracción del consumo), la acumulación de stocks excedentes, el aumento de los costos de producción (ocasionado por los precios de la energía) y un acceso restringido al crédito (como resultado de la crisis financiera).


En resumen, a pesar de que la mayoría de los analistas anticipan una recesión relativamente leve y de corta duración como la de 2001, el contexto en el que se da esta recesión es totalmente diferente a el que antecedió aquella crisis. En 2001 la recesión se produjo por la ruptura de la “burbuja” de las acciones de las empresas tecnológicas (las DotCom) y la fuerte caída en el valor de las acciones, provocando un fuerte recorte de los planes de inversión de las empresas. Sin embargo, no hubo recesión de consumo, ni problemas en el mercado de hipotecas, ni crisis financiera, ni restricción de crédito. Por estos motivos estimamos que la recesión en los Estados Unidos va a ser más larga y profunda de lo que el mercado está pronosticando.

Contexto previo a la crisis en Estados Unidos

Desde hace más de una década, Estados Unidos experimentó tres procesos que pueden ser considerados como indicios de la crisis financiera actual: una “burbuja” inmobiliaria, un boom de crédito y una nueva ingeniería financiera.

“Burbuja” inmobiliaria: Los inmuebles en Estados Unidos triplicaron su precio, aumentando su valor a una tasa que duplica la histórica. Esta “burbuja” inmobiliaria no fue exclusiva de Estados Unidos: Irlanda, España, Reino Unido y Australia son los principales exponentes de un fenómeno que se propagó por todo el mundo industrializado.

Boom de crédito: Desde 1997, favorecido por el alto precio de los inmuebles, el crédito en Estados Unidos, fundamentalmente el crédito hipotecario, se expande de manera excepcional. Como resultado, el endeudamiento de los hogares crece exponencialmente, pasando del 90% del ingreso disponible en 1997 a 130% en 2006, previo al comienzo de la crisis financiera.

Nueva ingeniería financiera: El boom de crédito se da en medio de una revolución tecnológica el sistema financiero. En el mercado hipotecario tradicional se generaba un simple crédito, cuyo riesgo quedaba en el banco que otorgaba y gestionaba el préstamo. A partir de la nueva ingeniería, las instituciones financieras otorgan diferentes títulos avalados por los préstamos hipotecarios tradicionales, permitiendo remover parte del riesgo financiero de los bancos. Estos títulos están en manos de distintas instituciones financieras e inversores institucionales distribuidos en todo el mundo.

Si bien la creación de estos nuevos instrumentos permite diversificar el riesgo financiero, bajar el costo del crédito hipotecario y permitir el acceso al crédito a partes más riesgosas del mercado, también ayuda a la propagación e internacionalización del riesgo.

Por otra parte, el crédito hipotecario inicial pasa a intermediarios financieros no regulados, lo que permite incrementar los activos de riesgo con relación a la base de capital. En un sistema con estas características, un mínimo cambio puede producir pérdidas de capital importantes.

Como es sabido, Estados Unidos tiene el sistema de créditos más grande del planeta. Por lo tanto, cualquier problema en el mercado de crédito hipotecario estaba destinado no solo perjudicaría al sistema financiero, sino que se expandiría sobre la economía mundial.

En conclusión, estaban todo lo necesario para que si algo pasaba en el mercado inmobiliario, se desatara una situación compleja en el sistema financiero de Estados Unidos, que inevitablemente, por las características de la nueva ingeniería financiera, repercutiría en la economía global.

Intervencionismo ante la crisis

En base al texto de Jacques Ginesta, profesor titular de Ciencia Política del Universitario de Punta del Este, hemos llegado a la conclusión de que si bien Estados Unidos se ha visto gravemente afectado por la crisis, resulta impensable imaginar que este país llegue a perder su preponderancia a nivel mundial. Esto se debe a su gran mercado interno, a los más altos índices de competitividad, productividad e innovación tecnológica y a una relativamente menor tasa de desempleo, lo que le facilitará enfrentar de mejor manera los nuevos desafíos de esta crisis. Asimismo, es muy probable que gracias a su nuevo gobierno demócrata, Estados Unidos aplique una política más proteccionista de los intereses de la empresa y el trabajo nacional, lo que fortalecerá su economía, perjudicando, como es de costumbre, a los países en vías de desarrollo.

Sin embargo, dado a su desprestigio internacional, podría ser posible que el Estado norteamericano disminuya significativamente su política intervencionista y busque soluciones menos conflictivas, para mantener su hegemonía mundial.

Por otro lado, la Unión Europea, para enfrentar las consecuencias de la crisis, deberá tener una mayor organización financiera y unificar su política internacional. Esto seria crucial para reducir la hegemonía de Estados Unidos y así conseguir una mayor multilateralidad en las relaciones internacionales. Lo que a diferencia del líder del capitalismo, permitiría a los países emergentes una mayor participación política y económica.

Resumiendo un poco...

Éste es un pequeño resúmen que pretende explicar como se dió y por qué la crisis que hoy nos está afectando a todos. Una explicación que va de la mano de la ironía que siempre caracterizó a CQC.

El desempleo castiga a la UE.


BRUSELAS.- La zona euro, que integran 16 países, alcanzó en abril una tasa de desempleo de 9,2 por ciento, la más alta de los últimos diez años, informó la oficina europea de estadísticas (Eurostat).
Para la Unión Europea (UE), integrada por 27 países, ese índice de desocupación fue de 8,6 por ciento, el incremento más alto desde enero de 2006. En valores absolutos, en abril los desempleados ascendían a 14,5 millones de personas en la zona euro, y a 20,825 millones en la de la UE, según la agencia de noticias Ansa.
En relación con marzo, el número de los desocupados aumentó a 556.000 personas en la UE-27, y 396.000 en la zona euro.
Respecto del mismo mes del año anterior, los desempleados ascendieron a 4,6 millones en la UE-27, y a 3,1 millones en la zona euro.
Entre los estados miembros, las tasas más elevadas son las registradas en España (18,1%), Letonia (17,4%) y Lituania (16,8%).
Los índices más bajos fueron relevados en Holanda (3%) y en Austria (4,2%).
El dato italiano se encuentra entre los no disponibles.
El récord de desempleo europeo pone de manifiesto la gravedad de la crisis económica y sus consecuencias en la industria y en los consumidores, y con esta última alza, ya son trece los meses consecutivos en que el desempleo aumenta.
El mercado laboral en España recibió ayer su primera buena noticia en más de un año: después de 14 meses de aumentos consecutivos, el desempleo se redujo en el mes mayo en 24.741 personas, lo que supone una bajada del 0,68 por ciento respecto al mes anterior y alimenta las esperanzas de que la crisis haya llegado a un punto de inflexión.
Así al menos lo interpreta el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que si bien pidió prudencia se mostró confiado en que los datos difundidos ayer por el Ministerio de Trabajo marquen "un cambio de tendencia" en un país que atraviesa su peor recesión en varias décadas y encabeza la lista de Estados con más cesantía en Europa.
Aunque la disminución del desempleo es en palabras de Zapatero un dato "positivo y alentador", el jefe de gobierno advirtió en Madrid que hay que acogerlo con prudencia, dado que España enfrenta una crisis "severa" y quedan meses de una tarea "difícil y de gran esfuerzo".
En todo caso, las cifras de hoy llegan para Zapatero en buen momento, ya que el domingo tienen lugar las elecciones europeas y todas las encuestas pronostican una derrota de los socialistas frente al conservador Partido Popular (PP).
No en vano, el jefe de gobierno atribuyó la caída del desempleo a las milmillonarias medidas de su Ejecutivo para reanimar a la golpeada economía, aglutinadas en el llamado "Plan E". (DPA)



En esta noticia publicada el miércoles 3 de junio del 2009 en el diario Río Negro, se trata claramente el problema de la desocupación en el continente europeo. Por lo tanto, también se ven afectados Estados del bloque económico, en el cual nos centramos en el blog.
La crisis financiera tuvo gran repercusión sobre el ámbito social, la desocupación fue una de ellas. Ésta provocó el quiebre y cierre de empresas, lo que obviamente produjo el desempleo de todas aquellas personas que trabajaban allí. Por otra parte, al tener una gran cantidad de desocupados, las ventas disminuyen y así nuevas empresas quiebran.
Por otra parte, las sociedades de la Unión Europea envejecen aceleradamente, lo que hace imposible que no puedan prescindir de inmigrantes que aporten a su economía. Sin embargo, muchas veces el gobierno, atribuye la responsabilidad a los inmigrantes tanto de la falta de empleo como de la inseguridad que sufren aquellas sociedades. A este problema se lo decidió “combatir” con una ley conocida como “Política Migratoria Común”, la cual lo refleja como un bloque altamente xenófobo, que tilda a los inmigrantes racistamente -que bien contribuyen a su PEA- como de ilegales como si los seres humanos por si mismos pudiéramos serlos o no.

Un poco sobre nosotros...


La Unión Europea está compuesta de 27 países soberanos independientes que se conocen como los Estados miembros: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, la República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y el Reino Unido.

El territorio de la UE no es el mismo que el de Europa, ya que partes del continente se encuentran fuera de la UE, como Islandia, Suiza, Noruega, y Rusia. Algunas partes de los Estados miembros no forman parte de la UE, a pesar de que forman parte del continente europeo (por ejemplo las Islas del Canal y las Islas Feroe). Varios territorios de ultramar asociados a los Estados miembros que están fuera de Europa geográfica no son tampoco parte de la UE (por ejemplo, Groenlandia, Aruba, las Antillas Neerlandesas, y de todos los territorios no europeos asociados con el Reino Unido). Algunos territorios de ultramar son parte de la UE, incluso si no son geográficamente parte de Europa, como las Azores, las Islas Canarias, Ceuta, Guayana Francesa, Guadalupe, Madeira, Martinica, Melilla, y La Reunión.
La superficie combinada de los Estados miembros de la UE cubre un área de 4.324.782 kilómetros cuadrados. El paisaje, el clima, y la economía de la UE se ven influidas por sus costas, que suman 69.342 kilómetros de largo. Incluyendo los territorios de ultramar de los Estados miembros, la UE posee una gran variedad de tipos de clima, de ártico a tropical. La mayoría de la población vive ya sea en las zonas con un clima mediterráneo (el sur de Europa), un clima oceánico templado (Europa Occidental), o un cálido verano continental (Europa oriental).