El Estado deja su función principal: regular

El detonante de la crisis financiera se produce en el mercado de créditos hipotecarios de Estados Unidos a mediados de 2006, pero luego se generaliza a todo el mercado hipotecario. La contracción del crédito hipotecario y el colapso en el precio de los inmuebles se retroalimentan entre sí, generando una especie de círculo vicioso que impacta de forma negativa en el valor de todos los activos vinculados a hipotecas (créditos hipotecarios y títulos financieros con respaldo de créditos hipotecarios). Al mismo tiempo, los mismos bancos comienzan a prestarse dinero unos a otros utilizando como garantía esos créditos hipotecarios, lo que llevó a los fondos de cobertura no regulados, y se produjo un mayor riesgo.
El deterioro de los activos hace que, desde julio de 2007, la crisis hipotecaria comience a golpear duramente a las instituciones financieras en Estados Unidos y el resto del mundo industrializado.
Las instituciones financieras empiezan a acumular fuertes pérdidas que hasta el momento ascienden a 500 billones de dólares (alrededor de un 20% del capital) y se estima que pueden alcanzar valores entre 1 y 2 trillones de dólares.

En conclusión, la crisis hipotecaria golpeó fuertemente al sistema financiero de Estados
Unidos. La crisis financiera se expandió rápidamente en otros países industrializados. Las instituciones financieras sufrieron pérdidas de gran extensión, caída en el valor de las acciones y bonos.


Durante la crisis actual la Reserva Federal de Estados Unidos jugó un rol decisivo y fundamental en asegurar la liquidez y el buen funcionamiento del sistema financiero.
La Reserva Federal tomó un conjunto de medidas destinadas a darle liquidez al sistema financiero. Cortó fuertemente su tasa de referencia; bajó la tasa a la que los bancos pueden tomar prestado en la ventanilla de redescuento de la Reserva Federal; amplió la gama de activos que acepta como garantía para redescontar (sobre todo títulos afectados directamente por la crisis hipotecaria); extendió los plazos para pedir prestado en esta ventanilla y permitió a los bancos de inversión acceder por primera vez a esta ventanilla, acceso que estaba permitido a los bancos comerciales.
Con este conjunto de medidas se aseguró que las instituciones financieras tuvieran acceso a liquidez en momentos en los que las reservas líquidas se agotaban.
Además de estas medidas, demostraron su voluntad y capacidad de dar liquidez y comprometer recursos fiscales de ser necesario, como fue el caso del rescate de Bear Stearns.

A pesar de las medidas tomadas por la Reserva Federal, la crisis financiera afectó al sector real de la economía. La economía de Estados Unidos está entrando en recesión
Como era de esperar, las presiones recesivas se han extendido a Europa y Japón. De hecho, varios países europeos ya han entrado en recesión. Como resultado se prevé un enfriamiento importante en la tasa de crecimiento de los países industrializados.
Sin embargo, también existe la visión alternativa de que esta recesión va a ser más profunda y persistente que la de 2001, a partir de una fuerte contracción en el consumo y la inversión, dada la situación que enfrentan consumidores y empresas.
Los consumidores enfrentan un elevado nivel de endeudamiento, un deterioro de la situación patrimonial (por la caída de los precios de los inmuebles y de la bolsa), un aumento de los precios de los alimentos y la energía, una restricción severa del acceso al crédito (como resultado de la crisis financiera) y una pérdida de empleos por la recesión.
Las empresas enfrentan un debilitamiento de la demanda interna (por retracción del consumo), la acumulación de stocks excedentes, el aumento de los costos de producción (ocasionado por los precios de la energía) y un acceso restringido al crédito (como resultado de la crisis financiera).


En resumen, a pesar de que la mayoría de los analistas anticipan una recesión relativamente leve y de corta duración como la de 2001, el contexto en el que se da esta recesión es totalmente diferente a el que antecedió aquella crisis. En 2001 la recesión se produjo por la ruptura de la “burbuja” de las acciones de las empresas tecnológicas (las DotCom) y la fuerte caída en el valor de las acciones, provocando un fuerte recorte de los planes de inversión de las empresas. Sin embargo, no hubo recesión de consumo, ni problemas en el mercado de hipotecas, ni crisis financiera, ni restricción de crédito. Por estos motivos estimamos que la recesión en los Estados Unidos va a ser más larga y profunda de lo que el mercado está pronosticando.

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